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Mantenerse activo con Parkinson: una oportunidad de mejorar la calidad de vida de los pacientes.

manos de una persona mayor que sujeta una taza de agua
19 de julio de 2021
Artículo de Pilar Sarasa directora médica de Bial.
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta de forma crónica y progresiva al sistema nervioso, más específicamente a la parte que se encarga del movimiento y el equilibrio. Los síntomas más conocidos de esta patología son los temblores, aunque esta enfermedad también puede causar rigidez o disminución del movimiento en algunos pacientes. En España, se estima que al menos 150.000 personas están diagnosticadas con la enfermedad de Parkinson y, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), esta patología se diagnostica a 10.000 personas cada año.
Aunque el Parkinson es una enfermedad generalmente relacionada con la vejez, este es solo uno de los factores de riesgo que pueden propiciar la aparición de esta enfermedad. También se deben tener en cuenta otro tipo de factores, como pueden ser factores medioambientales o genéticos que pueden guardar relación con su aparición.
Si bien aún no se ha encontrado cura para el Parkinson, ya que se trata de una patología que afecta de forma muy diferente a todos los pacientes, existen medicamentos que consiguen aliviar los síntomas de manera efectiva. Si se combinan estos medicamentos con unos buenos hábitos de vida, se puede ayudar a mejorar en gran medida la calidad de vida de los pacientes. En la actualidad, existen diferentes áreas en las que se puede llevar a cabo un entrenamiento activo que tienen un efecto muy positivo en los pacientes de Parkinson.
Entrenamientos físicos y cognitivos adaptados a las necesidades del Parkinson
La rehabilitación y la actividad física es una de las formas más efectivas de mejorar la calidad de vida de las personas con Parkinson, enfocando estos ejercicios en facilitar los movimientos que se realizan día a día, como puede ser levantarse de una silla o caminar. También se deben buscar ejercicios que ayuden a mejorar la movilidad de las articulaciones y a corregir y mejorar la postura corporal y el equilibrio.
El objetivo de todos los ejercicios físicos enfocados a atenuar los síntomas de esta enfermedad es conseguir mejorar la autonomía de los pacientes, es decir, que puedan valerse por sí mismos durante el mayor periodo de tiempo, facilitando su relación con las personas, el entorno y provocando una mejora en su calidad de vida.