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Cuando todo cambia de repente, es fácil sentirse perdido… Ahora imagina lo difícil que puede ser eso para un niño o niña con autismo o discapacidad intelectual, que necesita estructura y previsibilidad para sentirse seguro. Las agendas visuales son mucho más que un horario con dibujitos: son una herramienta de apoyo que ayuda a entender qué va a pasar durante el día, en qué orden, y qué se espera en cada momento. En este post te voy a contar cómo una simple secuencia de imágenes puede reducir la ansiedad, mejorar la autonomía y hacer que los días fluyan con más calma, tanto en casa como en el aula.

¿Cómo se diseña?

Diseñar una agenda visual para una persona es un proceso que requiere observar, adaptar y simplificar la información para que sea clara y comprensible. Es importante determinar si es una agenda diaria, una secuencia corta de actividades o una agenda semanal.

• Agenda diaria: organización visual de todo el día, desde que la persona se levanta hasta que se acuesta. Sirve para anticipar qué se va a hacer y cuándo, con imágenes o pictogramas colocados en orden cronológico. (Por ejemplo: desayunar, ir al colegio, comer, ir a casa, jugar, baño y dormir)
• Secuencia de actividades: Es una agenda más corta, que muestra el paso a paso de una sola actividad o rutina. Se usa para tareas que tienen varias etapas y pueden ser difíciles de completar sin apoyo visual. (Por ejemplo: Abrir el grifo, mojarse las manos, echar jabón, enjuagar y secarse).
• Agenda semanal: Es una visión general de toda la semana, que permite anticipar cambios y rutinas más amplias. Se recomienda para personas que ya entienden el paso del tiempo entre días. Por ejemplo:
  • Lunes: colegio, terapia
  • Martes: colegio, parque
  • Miércoles: colegio y visita al abuelo
  • Jueves: colegio y piscina
  • Viernes: colegio  y peli en casa.
  • Sábado: excursión
  • Viernes: playa

A medida que se avanza en el uso se puede ir aumentando la complejidad con mayor número de actividades al día o añadir las horas.

¿Cómo se usa una agenda?

• Se muestra la agenda al empezar el día, repasándola juntos:
  “Mira, primero vamos a desayunar, después nos lavamos los dientes, y luego… ¡a jugar!”
• Al terminar cada actividad, se retira o marca con un símbolo (✔️) para señalar que ya se hizo.
• Si hay cambios, se anticipan con tiempo y se ajusta visualmente la agenda. Eso ayuda a manejar mejor la frustración o la ansiedad.

Debes tener en cuenta…

1. Elegir el formato adecuado. Debe adaptarse a las necesidades del niño:
   • Pictogramas (para niños que entienden mejor imágenes simbólicas).
   • Fotografías reales (si necesita mayor referencia visual).
   • Palabras y colores (para niños que leen o identifican categorías).
   • Objetos o tarjetas manipulables (para aquellos con procesamiento sensorial diferente).
2. Dividir los días de la semana de forma clara.
   • Usar colores distintos para cada día.
   • Presentar la semana de izquierda a derecha o de arriba abajo según la preferencia visual del niño.
   • Incluir el día actual resaltado o con un marcador móvil.
3. Incluir rutinas diarias y actividades especiales.
   • Las rutinas fijas (levantarse, comer, bañarse) deben estar siempre visibles.
   • Las actividades cambiantes (terapia, paseo, visita al médico) se deben actualizar según la semana.
   • Se recomienda usar fotos de personas o lugares conocidos si es necesario.
4. Usar un sistema de anticipación y flexibilidad. Incluir símbolos para indicar cambios inesperados (por ejemplo, un signo de interrogación o un “plan B”).
   • Tener un espacio de actividades sorpresa para preparar al niño ante variaciones.
   • Incorporar un código de colores o símbolos para diferenciar tareas, descanso y tiempo libre
5. Permitir la participación del niño. Si es posible, dejar que el niño coloque las actividades en la agenda.
   • Usar un sistema de velcro o imanes para que pueda manipularla.
   • Refuerza con un “check” o marcador cuando termine cada actividad.
6. Reforzar con apoyos adicionales.
   • Usar temporizadores visuales para indicar la duración de cada actividad.
   • Incluir historias sociales o guiones visuales para actividades nuevas o complejas.
   • Combinar con refuerzos positivos (stickers, elogios) para motivar su uso.