La forma de la pinza, compuesta por dos largas láminas, le confiere un comportamiento adecuado, parecido a un diapasón, por ello requiere de la mínima exigencia motriz por parte de la persona.
La fuerza con que la pinza sujeta la ropa es proporcional a la distancia: cuanto más cerca esté la cuerda del final del corte, con más fuerza apretará la ropa.