Cuando el paso del tiempo afecta la capacidad de hablar, escribir o comprender el lenguaje, la CAA se convierte en una aliada silenciosa pero poderosa. En personas mayores que han sufrido un ictus, viven con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson, o simplemente enfrentan el envejecimiento natural del sistema comunicativo, la CAA no solo les devuelve la voz: les devuelve el derecho a decidir, a compartir recuerdos, a pedir ayuda y a seguir siendo parte activa de su entorno.
Conclusión
Envejecer no debería significar perder la capacidad de expresarse, y la tecnología, bien aplicada, puede ser el puente que conecta la experiencia con la participación.